Entre los metales pesados, hay ciertos elementos que son muy importantes para las propiedades. El níquel, por ejemplo, tiene propiedades muy positivas porque puede hacer que una aleación de hierro sea más dura. Por lo tanto, muchos utensilios de metal altamente tensionados están recubiertos con una aleación de níquel (por ejemplo, agujas de coser).

El níquel es uno de los elementos más conocidos entre las personas alérgicas. Tiene fuertes propiedades sensibilizantes de la piel y muchas personas han desarrollado una alergia a él. Durante el contacto prolongado con la piel, especialmente cuando hay sudor u otros líquidos, el níquel puede extraerse lentamente de la aleación. Este níquel disuelto puede provocar que los seres humanos desarrollen una alergia al níquel. Esta alergia puede provocar graves alteraciones debido a la prevalencia de utensilios de metal (con níquel) y la muy baja sensibilidad.

Dado que una renuncia completa al níquel llevaría a mayores problemas en el mantenimiento de ciertas propiedades materiales, la prueba de níquel no mide el contenido total, sino la llamada liberación. Esto significa que se mide cuánto níquel por superficie puede disolverse por el sudor en una semana (μg/cm2/semana). Para los objetos de utilidad y recubiertos (incluyendo recubrimientos de metal), se realiza habitualmente un procedimiento de abrasión antes de la prueba de liberación. La pieza de metal se mueve permanentemente en un medio abrasivo granulado y definido para que el medio se adhiera a la superficie. Como resultado, la superficie puede envejecer artificialmente y una medición es más acorde con la realidad.

Al medir la liberación de níquel, primero se prepara la muestra de metal y luego se sumerge en una solución de sudor artificial durante una semana. Posteriormente, se mide la concentración de níquel en la solución utilizando ICP-OES. La liberación se puede determinar después de la conversión a la superficie de la parte metálica.